¿De dónde surge la rentabilidad de un inversor ?
Como ya explicamos en el artículo titulado “¿Cuánto pagarías por el negocio de tu hijo?” con el ejemplo de un huerto de tomates, la rentabilidad surge de la preferencia temporal, de soportar incertidumbre y de la expectativa de inflación. Es decir, si tú te aprietas el cinturón y ahorras en vez de consumir todo lo que te gustaría ahora te mereces un interés, que te paga quien necesita ese dinero ahora y no le gusta ahorrar o no es paciente. Por tanto, al adelantar ese dinero para invertir en trabajadores y bienes de capital, tú eres recompensado. Pero no sólo es que 100 Eur futuros valgan menos que 100 Eur actuales, además 100 Eur arriesgados valen menos que 100 Eur seguros, así que por 100 Eur arriesgados y dentro de un año yo te pagaría ahora, por ejemplo, 90,9 Eur. Ambos agentes salen ganando y tu rentabilidad, si todo sale bien, es de un 10% ese año. A eso habría que sumarle la expectativa de inflación, es decir, la estimación de la pérdida de poder adquisitivo de los euros.
Esa rentabilidad llamada “coste de capital” es la que habitualmente se obtiene a largo plazo si las empresas están valoradas de forma razonable, no tienen ventajas competitivas y los gestores son empresarios medios, pero como sabemos, existen empresas con ventajas competitivas duraderas (Fosos Defensivos) que pueden conseguir rentabilidades por encima de su coste de capital durante mucho tiempo sin que la competencia diluya esas ganancias extraordinarias.
Además, los empresarios gracias a su creatividad y su perspicacia pueden generar una rentabilidad extra dándose cuenta de las oportunidades de ganancia que surgen a su alrededor, creando nuevo conocimiento que antes no existía, y descubriendo desajustes en la sociedad. Son las llamadas ganancias empresariales puras, es decir, beneficios que no tienen ningún coste, surgen de la nada, de la creatividad, al darse cuenta los empresarios de las oportunidades. Pongamos un ejemplo típico (la maldición de Texas):
Antes de la invención del motor de combustión interna la principal riqueza de Texas era la ganadería, pero tenían una maldición, y es que de vez en cuando brotaba del suelo un líquido negruzco y asqueroso (petróleo) que hacía que las vacas enfermasen y muriesen, no sabían qué hacer con él, sus tierras perdían valor y su ganado moría. A su vez, en otros lugares comenzaban a descubrir usos para el motor de combustión, pero no podían conseguir lo que querían porque necesitaban un recurso que lo hiciera funcionar mejor y que no tenían (petróleo). Es decir, hay un desajuste, una descoordinación, unas personas despilfarran un recurso mientras otras lo necesitan. Esto genera un incentivo muy poderoso para que una persona creativa lo descubra y comprando barato a uno y vendiendo más caro a otro ajuste esa descoordinación produciendo ganancias para las 3 partes.
Imaginemos que el empresario le compra al ganadero el petróleo por 30 céntimos el litro, y el ganadero piensa: ” pero qué dice este loco, si esto no vale para nada, le pagaría porque se lo llevase y encima quiere pagarme él, me sienta mal pero por supuesto aceptaré el jugoso dinero”. Después le vende a los crecientes usuarios de los motores el petróleo que ellos tanto necesitan y valoran por 1 Euro el litro, mientras ellos piensan: ” ¡ por fin, lo que yo tanto quería!, no voy a dar saltos de alegría para que no se entere pero yo le pagaría 10 Euros el litro, ¡20 Euros el litro!, y va y me lo ofrece por 1 Euro, si es que hasta me siento culpable”. El empresario coordina esa situación, satisface a ambas partes y obtiene 70 céntimos por litro de ganancia empresarial pura al haberse dado cuenta de ello. Puede que para llevarlo a cabo necesite financiación de otras personas o que no lo necesite, pero el beneficio ya ha sido creado en su mente.
Podríamos realizar el mismo análisis con una pareja mayor que ya vive sola en un piso de 5 habitaciones que desaprovechan mientras hay una pareja recién casada pagando un alquiler alto por un piso de 50 metros cuadrados cuando para empezar se conformarían con mucho menos, pues necesitan ahorrar. O imaginemos una buena cosecha de trigo en España que lo hace tan abundante que baja el precio y se malgasta el trigo para dar de comer a cualquier animal, mientras en Rusia hay una mala cosecha, el trigo escasea, sube de precio y la gente muere de hambre. Unos derrochan mientras otros lo necesitan , así que el empresario siguiendo su propio interés puede equilibrar los precios y coordinar esa situación.
Por otro lado, las personas no son siempre racionales en cuanto a la valoración de una acción y tanto los inversores particulares como los profesionales sufren de fuertes sesgos psicológicos y emocionales.
Esa es la principal fuente de la rentabilidad extra sobre el mercado que suelen conseguir los inversores en valor. Ellos tienen un comportamiento mejor, una actitud más paciente, racional y calmada, de forma que cuando los demás caen presas del pánico ante algún evento reciente en el corto plazo y todos venden, el inversor en valor que tiene la vista puesta en el largo plazo y sabe que los pánicos no duran para siempre aprovecha para comprar, les vende tranquilidad a los paranoicos e impacientes. Podéis leer más acerca de estos sesgos en mi artículo “3 Consejos para ser mejor inversor”.
Las ventajas competitivas importan (y mucho) en plazos de años, no de meses, así que son una forma de multiplicar la rentabilidad debida a nuestra paciencia y una fuente constante de ineficiencia en el mercado. Muchas veces estas empresas se encuentran en sectores aburridos u olvidados y no despiertan ningún interés, pero son verdaderas máquinas de generar riqueza, y sus fosos defensivos protegen sus ganancias en un mercado en el que los inversores tienden a pensar que las cosas siempre seguirán como están, cuando lo cierto es que la competencia y los nuevos avances cambian las reglas de juego más rápido de lo que creen.
Por último, un análisis profundo, exhaustivo y perspicaz puede aportar valor. Una información valiosa puede estar en una nota de la página 16 del informe anual de la empresa, pero cuesta trabajo encontrarla, mientras la mayoría de inversores le dan mucha importancia a las portadas de los periódicos económicos porque es algo más accesible, aunque la información sea falsa, engañosa o irrelevante. Nuestro detenido análisis de las empresas, la investigación y la lectura constante puede darnos también una importante ventaja en una mercado en el que los demás inversores sólo alquilan las acciones durante pocos meses y sólo se fijan en la información cuantitativa y no en los aspectos cualitativos a largo plazo, como los Fosos Defensivos.
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