La Burbuja de la Gestión Automática

homer_at_work_by_fullmetal870-d8041vg

 

Ayer Miércoles 19 de Octubre podíamos leer el la página A8 del Wall Street Journal un extenso artículo sobre la tendencia actual de la llamada “Gestión Pasiva“, o más exactamente, la “Gestión automática“. También lo publicaron en su web, así que os dejo el enlace: http://www.wsj.com/articles/the-dying-business-of-picking-stocks-1476714749

A este respecto, me parece pertinente compartir algunas reflexiones sobre este tipo de inversión:

  • La primera regla a la hora de invertir es saber lo que estás haciendo y en qué estás invirtiendo. Invertir en un fondo índice de forma automática incumple esa primera regla básica de sentido común. No se invierte con perspectiva empresarial, conociendo los negocios de los que se es dueño, ni se valoran de forma adecuada las empresas para determinar si el precio es razonable. Por tanto, es un método muy poco sensato para asignar los ahorros tan duramente ganados.

 

  • Un índice no es más que una cartera seleccionada periódicamente de forma automática en base a unos criterios más o menos arbitrarios. Habitualmente se incluyen en el índice las empresas con mayor capitalización de un país o sector. Si entendemos que en una economía desarrollada las empresas que salen a bolsa suelen ser las mínimamente exitosas y con crecimiento, y que las empresas de mayor capitalización suelen gozar de ciertas ventajas de costes por economías de escala, podemos intuir que no sea mala idea fijarse en ellas. Además, si la economía del país es flexible y los ciclos económicos duran poco tiempo, podemos suponer que las empresas no llegarán a estar extremadamente sobrevaloradas y que un sistema de descarte e inclusión en el índice por capitalización permitiría separar de forma razonable las empresas con futuro de los negocios en declive.

 

  • Si no entendemos esto, nuestra decisión de invertir en un fondo índice puede acabar en desastre si las intervenciones de un país provocan sobrevaloraciones extremas y posteriormente no se permite corregir los errores (índice de la bolsa de Japón sin recuperarse en más de 20 años), o si el índice está compuesto por unos poco valores cíclicos e intervenidos (caso de España con bancos y eléctricas).

 

  •  El proceso de inversión siempre es activo. La decisión de invertir en un conjunto de reglas automáticas (índice) es una decisión activa; la decisión de si esas reglas se basan en la capitalización, en los fundamentales, o si se invierte el mismo porcentaje en cada empresa, también es una decisión activa. No digamos ya el escoger un fondo índice de un país, de otro, o de todo el mundo; de un sector u otro; de acciones, bonos, materias primas, inmuebles, divisas… Todo es una decisión activa, incluyendo la decisión de invertir o consumir.

 

  • La diferencia principal es que se invierte según un conjunto de reglas automáticas, proceso basado en las equivocadas teorías del equilibrio y del mercado eficiente que obvian todo el proceso de perspicacia y estimación empresarial cara al futuro.

 

  • Este tipo de inversión es procíclia y se realimenta. El auge de la inversión pasiva provoca que se invierta en una empresa simplemente porque se encuentra en el índice, lo cual aumenta su precio y capitalización bursátil y por tanto su idoneidad para volver a ser comprada dada su mayor capitalización. Esto provoca que los integrantes de los principales índices siempre tiendan a la sobrevaloración, y por tanto las rentabilidades futuras se reducen. Ya se ha detectado en varios estudios este efecto; las acciones de empresas fuera del índice superan en rentabilidad a las de dentro de los índices, aun cuando se ajustan los resultados por tamaño y riesgo.

 

  • Este tipo de inversión desvincula a los accionistas de los gestores de la empresa, y por tanto se pierde su labor de vigilancia activa para que los gestores utilicen adecuadamente los recursos de la empresa. Un mundo con empresas cuyos accionistas son gestoras de inversión pasiva tiende al despilfarro y a la destrucción de capital.

 

  • Esta tendencia, sin embargo, genera oportunidades para los inversores que asignan sus ahorros atendiendo a la realidad de las empresas, y por tanto pueden aprovecharse de los errores empresariales que los demás cometen al invertir de forma automática sin atender a la realidad jurídica y económica de lo que compran. Sin embargo, esta fuerza coordinadora es pequeña, y no evitará que esta burbuja de gestión pasiva acabe muriendo de éxito, al ser su éxito y sus erróneas suposiciones las causas de su futuro fracaso.

En el minuto 21 de esta reciente entrevista que me hicieron también comento estos aspectos:

3 pensamientos en “La Burbuja de la Gestión Automática

  1. Alejandro Lozano

    Gran artículo Emérito. Estaba esperándolo con ganas desde que lo anunciaste.

    Cada vez tengo más claro que el camino más sensato, rentable y seguro para nuestros ahorros es invertir en una cartera de acciones a través de la filosofía value investing. Todo lo demás es ruido.

    Y gestionándola uno mismo. Si quieres resultados tienes que estar encima. No puedes delegarlo.

    El libro de Paramés es lo que me faltaba para convencerme. Y la opinión de inversores sensatos como tú.

    Felicidades, un abrazo amigo.

  2. Pingback: Artículos recomendados para inversores 162

  3. Pingback: Sobre los hombros de Francisco García Paramés

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>