EL INVERSOR EMPRESARIO
Cuando nos aproximamos, curiosos, al desafiante mundo de la inversión, solemos atravesar una serie de etapas. Cada nuevo paso suele conseguirse superando alguna creencia preconcebida, algún sesgo, o adquiriendo nuevo conocimiento para entender la realidad. En los primeros pasos, muchos (yo incluido) nos atascamos un tiempo creyendo que la economía y la inversión tratan de números, fórmulas, matemáticas, gráficos, y que todo puede reducirse a un problema de optimización. En esta línea, os dejo un artículo reciente explicando el incorrecto enfoque del análisis técnico (Inversores, el Análisis Técnico…ha muerto).
Tras años de tortuoso aprendizaje, muchos encontramos en el Value Investing (Inversión en valor) un reconfortante consuelo al descubrir, al fin, un enfoque sustentado en el sentido común, la lógica, la paciencia y la templanza. La experiencia también nos muestra que dicha filosofía ha construido grandes fortunas y ha sido la piedra angular de muchas historias de éxito en el mundo de la inversión. Así pues, comenzamos a devorar cada libro que se nos presenta sobre el tema o sobre cada gran inversor, para posteriormente analizar cientos de empresas siguiendo dicha filosofía.
Sin embargo, sigue siendo sólo eso, una filosofía, y por tanto cuenta con tantos enfoques como personas lo practican, cada uno con su cúmulo de experiencias personales; sin olvidar una larga lista de errores teóricos y conceptuales.
¿Qué es entonces la inversión en valor?, ¿consiste simplemente en comprar empresas a múltiplos sobre beneficios bajos?, ¿se trata de ir siempre en contra de la mayoría?, ¿es algo distinto a la “inversión en crecimiento” ?, ¿consiste únicamente en cocinar datos contables pasados? No, en ningún caso. Para obtener algunas pistas en este sentido podéis leer el última artículo de Pablo Martínez Bernal: “Inversión en valor: falsedades y hechos”; y también este párrafo del año 2000 de Warren Buffett:
Los inversores en valor, tras décadas de aprendizaje práctico y empresarial sobre los mercados financieros y a través de un método de ensayo, error, imitación y generación de ideas, han ido intuyendo y acercándose asintóticamente a los principios que rigen su disciplina, pero no han terminado de dar con la respuesta. ¿Existe algún modo de encontrar entre las historias de éxito empresarial e inversor el común denominador que fundamente su proceso inversor?
Esa fue precisamente la tarea que me propuse realizar en mi Trabajo Fin de Máster de la Universidad Rey Juan Carlos. Quise ir un paso más allá, y que la inversión en valor dejara de ser una filosofía de la inversión para convertirse en una ciencia de la inversión, cuyos fundamentos tuvieran sentido a la luz de la teoría económica y permitiesen en la práctica un análisis correcto. Como suele decirse, no hay nada más práctico que una buena teoría.
Quien esté interesado en consultar dicho proyecto puede descargarlo Aquí. En él se explica el significado de las acciones de las empresas partiendo de la acción humana misma, se resalta que la actividad inversora no puede desligarse de la actividad empresarial, que la valoración de las acciones debe atender a la realidad subyacente de la empresa, que los inversores y los gestores deben mantener la atención en las preferencias futuras de los consumidores, y la importancia de la perspicacia empresarial cara al futuro en un entorno de incertidumbre.
También se estudian los procesos de competencia en el mercado y cómo es posible para un inversor reducir la inerradicable incertidumbre del futuro gracias a los comportamientos pautados que surgen en la sociedad, la función empresarial, las leyes económicas y físicas. Al surgimiento de esas ventajas competitivas que permiten reducir la incertidumbre y lograr mejores resultados empresariales a largo plazo es a lo que hemos dedicado gran parte del blog www.fosodefensivo.com.
Para diferenciar este enfoque inversor empresarial, evolutivo, dinámico, cualitativo, enfocado en la reducción de la incertidumbre y basado en unos sólidos cimientos teóricos, de las muchas ramas del value Investing más centradas en los datos cuantitativos pasados, la compra de activos inciertos de baja calidad, y la especulación entre expectativas presentes y futuras, decidimos bautizar a esta ciencia de la inversión como: INVERSIÓN EMPRESARIAL.
Todo esto está muy bien, pero es algo especializado para el común de los mortales. Aun entendiendo la lógica y el sentido común del estilo de inversión, ¿no deberíamos poder aprovechar las ventajas de la división del trabajo para que alguien con mis mismos intereses asigne parte de mis ahorros mientras yo me dedico a trabajar en lo que sé?, ¿existe algún vehículo que llene ese vacío y marque esa diferencia con el resto de alternativas?
En realidad, ya existen algunos fondos de inversión en valor con algunas de estas características. Enfoque empresarial, búsqueda de ventajas competitivas, gestión honesta, etc. Sin embargo, muchos de ellos siguen manteniendo un enfoque estático de la diferencia entre precio y valor, se resisten a reconocer la verdadera importancia de la calidad y las ventajas competitivas duraderas de los negocios, así como las oportunidades de reinversión y crecimiento. En muchos de ellos escasea una verdadera vocación de permanencia a largo plazo en las empresas en las que invierten, y en su lugar tratan de anticipar cuándo el resto de inversores “reconocerán” el valor que ellos han estimado, en ocasiones simplemente normalizando resultados pasados y aplicando múltiplos arbitrarios.
Las ventajas competitivas duraderas, y no los múltiplos bajos, son la condición previa, fundamental y necesaria de un correcto proceso de selección de empresas en las que invertir.
Estos fosos defensivos importan en el resultado del negocio a largo plazo, mientras que el simple arbitraje entre precio y valor hace que el inversor se sienta incentivado a dar más importancia a los resultados financieros de las empresas en el corto plazo. Las ventajas competitivas duraderas multiplican los beneficios de nuestra paciencia.
Aprovechando la corriente más estable y predecible de beneficios que ese tipo de negocios ofrecen es posible realizar una valoración por descuento de flujos más confiable, prefiriendo estar “más o menos en lo cierto” que equivocados con precisión. Además, este método de valoración es el único correcto desde el punto de vista teórico, ya que obliga a realizar el análisis de forma prospectiva, cara al futuro, tratando de estimar lo que el negocio generará y en lo que la contabilidad se convertirá, y no simplemente normalizar el pasado. Se hace necesario reconocer que todo el valor de una empresa está en el futuro e invertir en consecuencia, evitando trampas de valor y realizando una inversión empresarial, alejada de la simple especulación entre expectativas presentes y futuras.
Además, es en este tipo de empresas donde se evidencia el enorme valor de aquellas que aún pueden aprovechar para crecer reinvirtiendo grandes cantidades de capital a altas rentabilidades.
Por supuesto, hay que presentar especial atención a los gestores de las empresas, la cuales debe ser honestos, con talento y energía, que asignen capital de forma sensata e inteligente, que su contribución esencial se centre en mantener las ventajas competitivas del negocio y con intereses alineados con la generación de valor para los accionistas a largo plazo.
¿Y si existiese un vehículo con este enfoque altamente cualitativo y bien fundamentado, sensato y paciente, enfocado en la reducción de la incertidumbre a largo plazo, y con gestores que invirtiesen su propio patrimonio en el mismo?
A veces, las cosas están más cerca de lo que parecen…
Foso Defensivo Patrimonio Global
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